diumenge, 21 d’agost del 2011

CAMINITO DEL ALMENDRO

Bueno, bueno… desde la Uyuni’s experience ha llovido mucho.. y aunque no ha pasado tanto tiempo, aquí este pasa de otra manera y cada día es una nueva aventura. Así que voy a intentar resumir, dentro de mis posibilidades (jamás me caractericé por ser buena “resumidora”..). Pero vamos, que Bolivia lo voy a explicar en 4 frases, porque es que ya ni me acuerdo.
De Uyuni Meredith, Kate y yo fuimos hacia la Paz. La ciudad es la mar de curiosa, puesto que está situada en un cañón y las casas suben hacía la montaña. Pero aparte de su extraña ubicación no tiene nada de especial. Es muy loca, llena de tráfico, gente… Pero lo pasamos muy bien porque nos encontramos con los catalanes, el ruso, Rosa…
También visitamos Tiwanaku, un antiguo complejo arquitectónico preincaico. Las ruinas no son nada del otro mundo, pero la explicación estuvo interesante.
Kate y yo salimos hacia Copacabana, para visitar la isla del Sol en el lago Titicaca. Se coge un barquito desde Copacabana y puedes bajarte en el norte o en el sur de la isla. Es mucho más recomendable el norte (más tranquilo y bonito), aunque toda la isla es espectacular. Eso es para quedarte hay atrapado y no moverte en un mes, por lo menos. Nos quedamos a dormir en el norte  (en lo de Alfonso) y luego fuimos andando hasta la otra punta. Es una maravilla, de verdad. Muy recomendable.

De Copacabana ya fui hacia Cochabamba. A mi esa ciudad no me gustó nada, así que yo no la recomiendo. Aunque para gustos colores…
De Cochabamba a Sucre. Sucre es bonito, pero no deja de ser otra de las mil ciudades coloniales que ya he visitado, con sus casitas blancas y sus miles de museos…
Ya llegué a Potosí. Particularmente la ciudad me gustó mucho, aunque tengo que reconocer que cuando me bajé del bus me quedé flipada del lugar árido y feo en el que estaba. Pero una vez llegas al centro la cosa cambia. No sé, tal vez me gustó tanto porque yo iba con la idea de que allí lo único de interés eran las minas y la ciudad es bien bonita.
Visité las minas y debo decir que aun sabiéndolo, me impresionaron. Las minas son de la época de la colonia y se mantienen tal cual. Así que podéis imaginar las condiciones en las que deben trabajar los mineros. Terrible. Hay diferentes niveles, pero yo no pasé del segundo, ya que mi claustrofobia y esos túneles eran bastante incompatibles. Los túneles son muy pequeños y debes andar a gatas. La temperatura sube en un momento y pasas del frio a un calor absoluto. Ves niños trabajando en las minas. Es impactante.
En Potosí decidí que era el momento de saltar a Argentina. Y debo decir que desde que llegué a este país estoy super feliz… Creo que es por los alfajores…
Al cruzar la frontera no tenía muy claro donde parar, pero al final decidí en ir haciendo un poco de rutilla por el norte. Así que primera parada: Humahuaca. A mí no me desagrado (aunque luego tuve que oír repetir hasta la saciedad que era una mierda de pueblo… según Guido). Allí conocí a Concha (una cordobesa muy salada) y andamos visitando los alrededores (el cerro de los 14 colores, la peña blanca, etc..). Bonitos paisajes.
En el hostal también conocimos a Hernán y Elisa, unos chicos españoles muy majos. Cuando se fue Concha yo me fui hacia Iruya por la mañana (Hernán y Elisa se vinieron por la noche). Mi intención era ir y volver en el mismo día, pero me acabé quedando allí dos noches. Es un lugar tan bonito que te atrapa. Un pueblecito de calles empedradas y rodeado de montañas.
Allí conocí a Guido, Meli, Loli y Marcos, 4 argentinos recopados. Ya quedé para cenar con ellos y cuando llegaron los españoles para allí que nos fuimos.
Durante el día siguiente hicimos una excursión a San Isidro. Son como 3 horas caminando desde Iruya y el paseo es la mar de lindo. El pueblecito también es bastante cuco. Mereció la pena.
Al otro día ya de vuelta a Humahuaca. La cosa es que nos compramos todos el billete de bus para la 13h y no sé porque a mí me lo vendieron para las 6h de la mañana. Bueno, pues ya en el bus el tipo quería hacerme pagar de nuevo el billete. Y no había forma humana de convencerlo de que era un error de la de cajera, que estaba allí con el niño, la amiga, la vecina y su p.. madre. Pues me decía que debía volverlo a pagar y arreglar el tema en Humahuaca porque si no paraba el bus en medio de la nada y me tenía que bajar. Encontramos a la inspectora, pararon el bus la gente quejándose y defendiéndome (habían vendido 2 o 3 billetes con el mismo número de asiento, mi billete mal..). El tío me decía que como no me había fijado en el color del billete, que es diferente para las 6h que para las 13h (como si yo viajara a Iruya todas las semanas… y encima los colores eran casi iguales…). Y que debía mirar el billete al comprarlo por si se equivocaban. Yo le dije que debían poner un cartel donde dijera: “aquí somos incompetentes, cometemos muchos errores, por favor, revise su billete”.
Por lo visto el chico estaba enfadado con los turistas porque resulta que siempre hacemos lo que queremos. Y Guido le decía: “si no te gustan los turistas, cambia de trabajo y no los critiques tanto. Porque yo trabajo con locos y no les estoy preguntando porque hacen cosas de locos, me aguanto y ya…”
Bueno, al final, después de la que liamos, tuve que volver a pagar cansada de discutir, porque no había manera. Pero bueno, de regreso a Humahuaca, después de volver a discutir con la de allí, a final me devolvieron la plata.
Fiesta de cumpleaños de Loli en Humahuaca. Fuimos a una peña y empecé a familiarizarme con los bailes típicos de aquí.
Meli, Guido y yo salimos hacía Tílcara. Allí dormimos en un hostal donde hicieron un asado por la noche para todos los alojados. Y, después de cenar salimos todos juntos de fiesta y eso fue una locura. Lo pasamos genial. Nos fuimos con el guía del hostal (él nos llevaba a los sitios) y el tipo estaba reloco. Fue una risa.
Al día siguiente salimos hacía Purmamarca. Otro pueblecito muy lindo. Caminar, conocer.. y comer las mejores empanadas de queso que yo he comido en toda Argentina!
De ahí Mel ya se regresó a Buenos Aires y Guido y yo continuamos hacía Salta. Es una ciudad muy bonita, también colonial pero con mucho encanto.
Decidimos alquilar un coche para visitar un poco la zona ya que las combinaciones de autobuses eran muy malas y los pasajes estaban muy caros. Así que salimos dirección Cachi. Estuvo bueno alquilar el coche porque el camino es hermoso e íbamos parando donde nos apetecía.
Cachi me encantó. Es un pueblecito pequeño y muy acogedor. Sus alrededores son muy bonitos. Allí, aparte de visitar el pueblo, fuimos a ver el ovnipuerto. Me explico: se ve que hay un tipo sueco o de por ahí que vive en Cachi. El tío es un personaje y anda vestido de druida por las calles. Se ve que hace unos años tuvo un contacto con los extraterrestres y estos le desvelaron como que se mueren de ganas de venir a visitarnos pero que no lo hacen porque nos tienen miedo. Entonces el tipo decidió hacerles una pista de aterrizaje para ovnis para que sepan que son bienvenidos. Creo que lo que él espera es que vengan a llevárselo, pero tampoco me quedó muy claro. La cosa es que el tío se ha currado un buen ovnipuerto . Es una estrella gigante echa de piedras blancas. La lástima es que durante nuestra visita a ningún extraterrestre le dio por aterrizar… Ya sería lo último que me faltaría, pero con las cosas raras que me pasan el que hubiese aterrizado una nave espacial delante de mis narices creo que ya ni me hubiera sorprendido… He perdido esa capacidad…
En el ovnipuerto lo más parecido a un encuentro en la tercera fase que tuvimos fue conocer a Enrique y su amigo. Dos españoles que estaban allí delante construyendo un cercado para un terreno. Estaban absolutamente tarados, en especial Enrique, quien resultó ser el hermano de Pablo Carbonell y primo de Aitana Sánchez Gijón. Que cosas…
Y nada, al día siguiente salimos rumbo a Cafayate, parando en pueblecitos durante el trayecto. El recorrido estuvo bárbaro, aunque el camino era terrible. De tierra e íbamos en plan rally por en medio de la nada.
Cafayate es zona de viñedos y de bodegas de vino y llegamos justo a tiempo para poder visitar las bodegas de entrada y cata de vino gratuita. Así que, con medio pan en el estómago como único alimento en todo el día, salimos de la cata un poco tocados… pero estuvo muy divertido. Acabamos cenando pan, queso y patatas dentro del coche en una colina desde donde se veían todas las luces de la ciudad. Estuvo divertido.
Al día siguiente, en el hostal, conocimos a Fede. No tenía muy claro hacía donde tirar o que visitar porque las combinaciones de buses eran fatales, así que al final se vino con nosotros.
Visitamos las ruinas de Quilmes y la quebrada de las conchas. Muy recomendable.
Al día siguiente ya de regreso a Salta, desde donde Fede cogió un bus hacía el norte de Argentina y Guido hacía Buenos Aires.
Yo tenía intención de seguir bajando hacía el sur ese mismo día. Pero recibí un mensaje de Meredith que al día siguiente venia hacía Salta, así que decidí esperarla.
Y acabo aquí el relato porque, aunque aún queda muuuuuuuuuuucho que contar, no tengo ganas de aburrir al personal… Mañana más!!

1 comentari:

  1. Te deberías quedar en el ovnipuerto a esperar, que eso seria un gran capítulo para tu libro!!! Y luego, al venir para acá, ir de programa en programa de tv (telecinco) a explicarlo, que así te forras seguro!!!

    Un abrazo!!!

    Sara

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