Otra vez de vuelta a Buenos Aires… Total, hacía dos semanas que me había ido así que fue un poco como regresar a casa.
A lo tonto creo que volví a pasarme unas dos semanas más, pero ahora no estoy segura… ¿Y que hice? Pues “salir, beber, el rollo de siempre…”. No, bromas aparte, reencontrarme con todos y visitar más bien poco. Pero mucha vida social, eso sí. Me encontré de nuevo con Iñaki, al que conocí en el salar de Uyuni y salimos por ahí de joda. En esta etapa entró con fuerza Lucía, la chica que conocí en Colombia y con ella nos hemos echado unas risas de las buenas. ¡Me lo he pasado bomba con esta mujer! ¡Es una crack!. Conocí a Gabriel y a Max en la feria de matadero. Dos tarados, pero tarados de verdad. Otras risas de personajes… Y bueno, quedar con los de siempre, Guido, Mel, Dario, Carlos, Rosa…. Si es que de verdad que me siento como en casa…
A solo dos semanas de tomar el vuelo de regreso a Barcelona dando por finalizado mi viaje, salí dirección a Puerto Madryn en la Patagonia. La verdad es que no me quería ir sin ver las ballenas así que fui en su busca.
Puerto Madryn no es nada del otro mundo (lo que es la ciudad) pero indudablemente está situada en un lugar privilegiado. El mismo día en que llegué, después de encontrar alojamiento, fui hacía el muelle. Y desde allí ya pude ver las primeras ballenas. No se apreciaban del todo, pero tampoco estaban tan lejos. O sea que ya os podéis imaginar: ¡subidón de adrenalina!
Las agencias te ofrecen unas cuantas excursiones (las cuales no son precisamente baratas) para ver o ballenas o pingüinos o elefantes marinos… Así que uno tiene que hacer una selección si no quiere acabar durmiendo en la playa. Normalmente la excursión a Península Valdés debería ser la más completa ya que es reserva natural y allí ves de todo (la cosa es que ves a los animales en la distancia). Además, por lo visto, aún no hay muchos pingüinos. Encima en esa excursión haces mogollón de kilómetros y me da la impresión que debes ir a toque de pito… Así que me decanté por Punta Ninfas para ver los elefantes marinos (el chico del hostel nos llevó a tres de los alojados). Al no ser reserva puedes bajar a la playa y casi tocarlos (de hecho no los llegue a tocar por respeto, porque son tan grandes que se te tira uno encima y te aplasta, pero estuve al ladito al ladito). Esa excursión me encantó. Es impresionante, de verdad. Yo estaba entre emocionada y alucinada. Y bueno, contra todo pronóstico, y por suerte, no me confundieron con uno de ellos… porque el ritual de apareamiento de estos bichos es de lo más atroz. Yo me atrevería a calificarlo como violencia de género… Vamos, que no son nada románticos..
Para ver ballenas de cerca (con el barquito) tienes que ir sí o sí a Península Valdés. Pero hay dos formas de llegar a Puerto Pirámides (donde se pilla el barquito): o en bus público o con la excursión esa en la que recorres toda la península. Yo opté por el bus y pasar de la excursión.
Llegué a Puerto Pirámides sobre las 11h de la mañana. Recorrí un poco el pueblo (que tardas 15 minutos como mucho en visitarlo todo) y a las 13h embarqué. A nada de empezar el trayecto ya empiezas a ver ballenas a lo lejos. Entonces tiras como 200 mil fotos al pedo sin saber que en nada vas a tener las ballenas tan cerca que casi vas a poder tocarlas… La lancha se detiene y espera a una distancia prudencial de ellas y se trata de esperar. Estas, que son unas curiosas, cuando se percatan de la presencia del barquito se van acercando lentamente. Y ahí las tienes, alrededor de la lancha, con su presencia imponente. Es espectacular. Salen del agua, se sumergen, sacan la cola…. Impresionante. Son unos bicharracos de 13 o 14 metros que pesan unas cuantas toneladas y los ves por todos lados. Mires hacía donde mires ves aparecer una ballena. Hay muchas mamás con sus cachorros (que el cachorro mide 3 veces yo..). Uno de los pequeños pasó por debajo de la lancha y lo pude ver perfectamente desde arriba. Es algo muy emocionante.
La zona está repleta de ballena franca y también hay orcas. Pero ahora, aunque hay una familia de orcas residentes, no es buena época para verlas. En breve empezaran a llegar y entonces, por lo visto, es espectacular ver los ataques de las orcas a los lobos marinos. Queda pendiente para la próxima visita.
Estuvimos como 2 horas navegando (pero no te das ni cuenta, porque el tiempo pasa volando). Al regreso debía esperar el bus que salía a las 18h de la tarde. Como estaba cansada de esperar decidí hacer dedo y al rato me paro papa noel vestido de paisano con su acompañante. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a encontrar a papa noel en la Patagonia???
Bueno, resultó que Fran (que así se hace llamar papa noel cuando no está de servicio) había estado viviendo en Lleida una temporada y trabajando en el centro de recuperación de Vallcalent y conocíamos gente en común.
Era un jueves y yo tenía pensado salir hacia Bs As el viernes, ya que no quería pagar más excursiones y en Puerto Madryn tampoco hay mucho que hacer. Pero Fran se ofreció a llevarme a conocer toda la zona. Así que esa misma tarde me llevo a la lobería para ver lobos marinos. Primero hicimos parada técnica en su casa para recoger a sus perros (Bernardo y la Basura). El tipo vive en una especie de camión caravana en medio de la nada. Es todo un personaje.
Al día siguiente fuimos al Doradillo (una playa desde donde se ven las ballenas de cerca) y a pasear por toda esa zona. El paisaje es muy árido, pero, aun así, el lugar es espectacular. La intención era hacer submarinismo o donde hubiese lobos marinos o ir en busca de las ballenas para nadar con ellas (porque, aunque está prohibido, el tío sale a menudo a nadar con ellas). Yo estaba super emocionada de nadar con ballenas. Pero resulto que el mar estaba picado y no pudimos salir. Así que me quede con las ganas (tendré que volver un día de estos…).
El sábado me llevo a conocer Península Valdés. Me lo pasé muy bien porque como este hombre conoce a todo el mundo íbamos visitando a gente (cada cual más peculiar) para tomarnos unos mates con ellos y charlar un ratito. En la península vimos lobos, elefantes (que aunque hay una vaya para no pasar hasta la playa para verlos porque al ser reserva está prohibido acercarse, el tipo conocía los lugares, donde estaban y como llegar. Así que allá que íbamos a sentarnos junto a ellos un ratito.
También vi pingüinos. Son super graciosos. La cosa es que yo me imaginaba a los pingüinos en el hielo tirándose por los toboganes y no había caído que allí todo era árido hasta que los vi. Me parecían totalmente fuera de lugar. Pingüinos paseándose por la tierra y tomando el sol al lado de los arbustos… que raro… Y, aunque habían poquitos (unos 50) para mí ver 3 ya es mucho. Así que me encantó. Además plantamos la paradita para comer en frente de ellos y estuvimos comiendo con muy buenas y divertidas vistas.
Pingüino meláncolico mirando al mar |
La excursión estuvo bárbara. Me llevó a lugares que poca gente debe conocer. Me encantó.
Al día siguiente nos fuimos hacía el sur, a Rawson, para un avistaje del delfín patagónico (las toninas). Como es amigo de todo el mundo, también nos llevaron gratis. Antes de embarcar fuimos a comer y papa noel pidió vino. Yo cometí el error de tomarme un par de copas y, como ya sabéis, con lo poco que yo bebo mi tolerancia al alcohol es 0. Entonces digamos que me subió rápidamente a la cabeza.. Y no veas las risas. Yo sufría por no acabar vomitando en la lancha. Pero cuando empezó el trayecto se me pasó todo. Vimos un montón de toninas (al menos eso creo, al no ser que mi estado de embriaguez me causara la ilusión de estar viviendo toninas por partida doble). Son super bonitas. Chiquitas, blancas y negras y van tan rápido que hacerles una foto es casi imposible. Pero nos acompañaron todo el trayecto. Estuvo muy bueno.
Así que como veis las navidades se adelantaron para mí este año y papa noel me trajo un montón de regalos. Debe ser que me he portado muy bien, porque estos regalos no tienen ni punto de comparación con el móvil de última generación con tecnología Super Amoled Red Blogs Teoriza tan imprescindible en nuestras vidas, que yo esperaba.
Y nada, después de unos días inolvidables me despedí de papa noel, un tipo entrañable, generoso, único y, como buen personaje legendario que es, envuelto de magia y de misterio. Aunque tengo la impresión que pronto volveremos a vernos (aparte de en las próximas navidades), ya que quedaron muchas cosas en el tintero, como ver orcas o nadar con ballenas (que solo de imaginármelo se me pone la piel de gallina). Le estoy tremendamente agradecida por todo lo que hizo por mi y por todo lo que me enseñó.
Vino a la estación a despedirme y allí nos encontramos con una pareja de músicos amigos suyos que resultó que viajaban en el mismo autobús que yo: Gloria y Manuel, super majos. Así que mis 18 horas de viaje a Bs As fueron menos coñazo de lo que esperaba en gran parte gracias a ellos.
Y, nada, así transcurrió mi visita fugaz a la Patagonia.
Fran me contó que todos tenemos un lugar en el mundo. Y que cuando llegamos a él nos damos cuenta de que ese es nuestro sitio. Es un lugar donde las penas son menos penas y las alegrías se multiplican por dos.
Entonces me di cuenta que al final de mi viaje yo he llegado a ese lugar y está en Argentina. Mi lugar está aquí, cerca de las ballenas y de los pingüinos. Donde el cielo se confunde con el mar. Donde las estrellas brillan con más fuerza (y si todo está en silencio puedo oír cómo ríen mientras la luna me guiña un ojo y me sonríe con tanta dulzura que me arranca un suspiro).
Ese sitio donde el viento sopla fuerte y en cada uno de sus exhalos se tropieza con mis oídos para susurrarme mil secretos mientras se divierte enredando mi pelo con sus dedos invisibles.
El lugar donde habitan los duendes que juegan al escondite entre los arbustos y toman el sol en la playa tumbados junto a los elefantes y saludando a las ballenas a su paso. Estas al verlos se sumergen y alzan su cola en señal de cumplido (¿o porque otro motivo pensabais que elevaban sus colas de esa manera?).
Y así transcurren los días en mi lugar en el mundo. ¿No os parece el lugar más mágico del que nunca habéis oído hablar? Pues estáis todos invitados. Eso sí, cuando vengáis a visitarlo es muy importante que no lo miréis solo con los ojos porque si no jamás podréis entender de qué diantres os estoy hablando…. Y sería una verdadera lástima…
Según papa noel cuando uno llega a su lugar entonces debe elegir si quedarse para siempre o no. Yo (lo especifico para tranquilizar sobre todo a mi familia, en especial madre y abuela) elegí no quedarme porque al final la tierra tira mucho. Pero aun así estoy feliz de saber que existe un sitio en el mundo para mí y que va a estar siempre ahí esperándome. ¿No resulta ser algo maravilloso?