dilluns, 3 d’octubre del 2011

LA HISTORIA DE UN JARDÍN

Fin del trayecto. Con los ojitos llenos de lágrimas y el corazón en un puño, hoy regreso a aquel lugar en donde duelen las heridas. Al lugar que no me espera, que ni siquiera me recuerda. Al lugar tan mío y tan extraño para mí.
La mochila que llevo a cuestas es la misma que la del día en que partí, pero ya no tiene nada que ver. Esta mochila va llena de recuerdos, de momentos, de conocimientos, de sensaciones y sentimientos. Ya no importa todo aquello que creí necesitar para poder emprender este viaje. No importa toda esa ropa, la máquina de depilar, el botiquín imposible.. Todo eso sobra… Me dejé engañar por las tonterías terrenales y hoy vuelvo a casa con el espíritu grande, la imaginación clara y ganas de vida y amor en mi corazón.
Pinté paisajes con la mente, oí el murmullo de las hojas a mi paso, bailé en montañas, nadé en ríos, vi el fulgor de las estrellas en mil cielos diferentes, soñé, sentí, dormí con las historias que rodean los bosques, me emocioné con las maravillas de la naturaleza, compartí, reí a carcajadas y hasta creer morir (¡cuánto me llegue a reír!), pasé dulces veladas a la orilla del fuego, añoré, recordé a cada pasó los fragmentos de mi ayer, escuché la música, probé los más dulces manjares, encontré el rastro de los antiguos, las mejores historias, el brillo en la oscuridad de ojos tan extraños y a su vez ya tan conocidos para mí, viví… creo que simplemente viví…
Llevo en mi corazón miles de huellas que dejaron todas aquellas personas que me acompañaron en mí transitar. No podría enumerarlas a todas porque son demasiadas y porque no querría olvidarme de ninguna. Pero ellos saben quiénes son. Saben todo lo que me dieron y que llevo un trocito de cada uno de ellos muy dentro de mi ser. Quiero agradecerles a todos su amistad, las risas, las noches eternas, los días de luz sin sol, las charlas, todo aquello que me enseñaron.. Y digo gracias mientras me tapo los oídos (aunque solo Elena y Kike pueden entender porque me los tapo mientras grito y sonrío a su vez..).
Hoy vuelvo a casa, porque siempre se acaba volviendo al calor del hogar y de la gente a la que uno ama y a la que tanto añoró en el camino. Mañana toca empezar a construir una nueva vida. Pero sin duda es mucho más fácil cuando sabes que hay alguien que te ha estado esperando. Que estas rodeado de paletas, arquitectos, decoradores de interiores, pintores, músicos, magos, payasos, .. dispuestos a reconstruir, dando sentido, forma, luz, color, poniendo música y llenando de magia, una vida que vuelve a arrancar de 0.
Y puesto que al final fue en Argentina donde se quedó el trocito más grande de mi corazón, quiero acabar este escrito con el tango más bonito que alguien muy especial, una vez, me canto al oído…
VOLVER
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.
Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde,
que es toda la fortuna de mi corazón.
                                       http://www.youtube.com/watch?v=I5JQ1m3mxKw
Este viaje lo empecé por él. Huyendo de una vida que no parecía ya tener ningún sentido, buscando el camino y las respuestas. Y las encontré. Me fui vacía y regreso sintiéndome llena, solo después de haber comprendido que él, de alguna forma, sigue aquí conmigo. Con la certeza de que me acompañó todo el camino cuidándome y que va a estar a mi lado el resto de mis días. Este viaje está lleno de Javi, de su esencia y su alegría.
Y fue entonces, al entenderlo todo, cuando llegó para mí el momento de una última mirada, de una última despedida antes de dar media vuelta y partir.
“Así sean muchos, muchísimos los lazos que creas, así te llenes de tantísimas cosas que crees ser, por más caliente y cómoda que sea tu casa, en el fondo uno resulta siendo tan solo un viajero, sin otra ni más grande posesión que el presente, los recuerdos de un pasado que guardas en la mochila, y las ilusiones de un futuro en los ojos.”
Otro principio, otro final.            

dimarts, 27 de setembre del 2011

MI LUGAR EN EL MUNDO

Otra vez de vuelta a Buenos Aires… Total, hacía dos semanas que me había ido así que fue un poco como regresar a casa.
A lo tonto creo que volví a pasarme unas dos semanas más, pero ahora no estoy segura… ¿Y que hice? Pues “salir, beber, el rollo de siempre…”. No, bromas aparte, reencontrarme con todos y visitar más bien poco. Pero mucha vida social, eso sí. Me encontré de nuevo con Iñaki, al que conocí en el salar de Uyuni y salimos por ahí de joda. En esta etapa entró con fuerza Lucía, la chica que conocí en Colombia y con ella nos hemos echado unas risas de las buenas. ¡Me lo he pasado bomba con esta mujer! ¡Es una crack!. Conocí a Gabriel y a Max en la feria de matadero. Dos tarados, pero tarados de verdad. Otras risas de personajes… Y bueno, quedar con los de siempre, Guido, Mel, Dario, Carlos, Rosa…. Si es que de verdad que me siento como en casa…
A solo dos semanas de tomar el vuelo de regreso a Barcelona dando por finalizado mi viaje, salí dirección a Puerto Madryn en la Patagonia. La verdad es que no me quería ir sin ver las ballenas así que fui en su busca.
Puerto Madryn no es nada del otro mundo (lo que es la ciudad) pero indudablemente está situada en un lugar privilegiado. El mismo día en que llegué, después de encontrar alojamiento, fui hacía el muelle. Y desde allí ya pude ver las primeras ballenas. No se apreciaban del todo, pero tampoco estaban tan lejos. O sea que ya os podéis imaginar: ¡subidón de adrenalina!
Las agencias te ofrecen unas cuantas excursiones (las cuales no son precisamente baratas) para ver o ballenas o pingüinos o elefantes marinos… Así que uno tiene que hacer una selección si no quiere acabar durmiendo en la playa. Normalmente la excursión a Península Valdés debería ser la más completa ya que es reserva natural y allí ves de todo (la cosa es que ves a los animales en la distancia). Además, por lo visto, aún no hay muchos pingüinos. Encima en esa excursión haces mogollón de kilómetros y me da la impresión que debes ir a toque de pito… Así que me decanté por Punta Ninfas para ver los elefantes marinos (el chico del hostel nos llevó a tres de los alojados). Al no ser reserva puedes bajar a la playa y casi tocarlos (de hecho no los llegue a tocar por respeto, porque son tan grandes que se te tira uno encima y te aplasta, pero estuve al ladito al ladito). Esa excursión me encantó. Es impresionante, de verdad. Yo estaba entre emocionada y alucinada. Y bueno, contra todo pronóstico, y por suerte, no me confundieron con uno de ellos… porque el ritual de apareamiento de estos bichos es de lo más atroz. Yo me atrevería a calificarlo como violencia de género… Vamos, que no son nada románticos..

Para ver ballenas de cerca (con el barquito) tienes que ir sí o sí a Península Valdés. Pero hay dos formas de llegar a Puerto Pirámides (donde se pilla el barquito): o en bus público o con la excursión esa en la que recorres toda la península. Yo opté por el bus y pasar de la excursión.
Llegué a Puerto Pirámides sobre las 11h de la mañana. Recorrí un poco el pueblo (que tardas 15 minutos como mucho en visitarlo todo) y a las 13h embarqué. A nada de empezar el trayecto ya empiezas a ver ballenas a lo lejos. Entonces tiras como 200 mil fotos al pedo sin saber que en nada vas a tener las ballenas tan cerca que casi vas a poder tocarlas… La lancha se detiene y espera a una distancia prudencial de ellas y se trata de esperar. Estas, que son unas curiosas, cuando se percatan de la presencia del barquito se van acercando lentamente. Y ahí las tienes, alrededor de la lancha, con su presencia imponente. Es espectacular. Salen del agua, se sumergen, sacan la cola…. Impresionante. Son unos bicharracos de 13 o 14 metros que pesan unas cuantas toneladas y los ves por todos lados. Mires hacía donde mires ves aparecer una ballena. Hay muchas mamás con sus cachorros (que el cachorro mide 3 veces yo..). Uno de los pequeños pasó por debajo de la lancha y lo pude ver perfectamente desde arriba. Es algo muy emocionante.
La zona está repleta de ballena franca y también hay orcas. Pero ahora, aunque hay una familia de orcas residentes, no es buena época para verlas. En breve empezaran a llegar y entonces, por lo visto, es espectacular ver los ataques de las orcas a los lobos marinos. Queda pendiente para la próxima visita.
Estuvimos como 2 horas navegando (pero no te das ni cuenta, porque el tiempo pasa volando). Al regreso debía esperar el bus que salía a las 18h de la tarde. Como estaba cansada de esperar decidí hacer dedo y al rato me paro papa noel vestido de paisano con su acompañante. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a encontrar a papa noel en la Patagonia???
Bueno, resultó que Fran (que así se hace llamar papa noel cuando no está de servicio) había estado viviendo en Lleida una temporada y trabajando en el centro de recuperación de Vallcalent y conocíamos gente en común.
Era un jueves y yo tenía pensado salir hacia Bs As el viernes, ya que no quería pagar más excursiones y en Puerto Madryn tampoco hay mucho que hacer. Pero Fran se ofreció a llevarme a conocer toda la zona. Así que esa misma tarde me llevo a la lobería para ver lobos marinos. Primero hicimos parada técnica en su casa para recoger a sus perros (Bernardo y la Basura). El tipo vive en una especie de camión caravana en medio de la nada. Es todo un personaje.
Al día siguiente fuimos al Doradillo (una playa desde donde se ven las ballenas de cerca) y a pasear por toda esa zona. El paisaje es muy árido, pero, aun así, el lugar es espectacular. La intención era hacer submarinismo o donde hubiese lobos marinos o ir en busca de las ballenas para nadar con ellas (porque, aunque está prohibido, el tío sale a menudo a nadar con ellas). Yo estaba super emocionada de nadar con ballenas. Pero resulto que el mar estaba picado y no pudimos salir. Así que me quede con las ganas (tendré que volver un día de estos…).
El sábado me llevo a conocer Península Valdés. Me lo pasé muy bien porque como este hombre conoce a todo el mundo íbamos visitando a gente (cada cual más peculiar) para tomarnos unos mates con ellos y charlar un ratito. En la península vimos lobos, elefantes (que aunque hay una vaya para no pasar hasta la playa para verlos porque al ser reserva está prohibido acercarse, el tipo conocía los lugares, donde estaban y como llegar. Así que allá que íbamos a sentarnos junto a ellos un ratito.
También vi pingüinos. Son super graciosos. La cosa es que yo me imaginaba a los pingüinos en el hielo tirándose por los toboganes y no había caído que allí todo era árido hasta que los vi. Me parecían totalmente fuera de lugar. Pingüinos paseándose por la tierra y tomando el sol al lado de los arbustos… que raro… Y, aunque habían poquitos (unos 50) para mí ver 3 ya es mucho. Así que me encantó. Además plantamos la paradita para comer en frente de ellos y estuvimos comiendo con muy buenas y divertidas vistas.
Pingüino meláncolico mirando al mar
La excursión estuvo bárbara. Me llevó a lugares que poca gente debe conocer. Me encantó.
Al día siguiente nos fuimos hacía el sur, a Rawson, para un avistaje del delfín patagónico (las toninas). Como es amigo de todo el mundo, también nos llevaron gratis. Antes de embarcar fuimos a comer y papa noel pidió vino. Yo cometí el error de tomarme un par de copas y, como ya sabéis, con lo poco que yo bebo mi tolerancia al alcohol es 0. Entonces digamos que me subió rápidamente a la cabeza.. Y no veas las risas. Yo sufría por no acabar vomitando en la lancha. Pero cuando empezó el trayecto se me pasó todo. Vimos un montón de toninas (al menos eso creo, al no ser que mi estado de embriaguez me causara la ilusión de estar viviendo toninas por partida doble). Son super bonitas. Chiquitas, blancas y negras y van tan rápido que hacerles una foto es casi imposible. Pero nos acompañaron todo el trayecto. Estuvo muy bueno.
Así que como veis las navidades se adelantaron para mí este año y papa noel me trajo un montón de regalos. Debe ser que me he portado muy bien, porque estos regalos no tienen ni punto de comparación con el móvil de última generación con tecnología Super Amoled Red Blogs Teoriza tan imprescindible en nuestras vidas, que yo esperaba.
Y nada, después de unos días inolvidables me despedí de papa noel, un tipo entrañable, generoso, único y, como buen personaje legendario que es, envuelto de magia y de misterio. Aunque tengo la impresión que pronto volveremos a vernos (aparte de en las próximas navidades), ya que quedaron muchas cosas en el tintero, como ver orcas o nadar con ballenas (que solo de imaginármelo se me pone la piel de gallina). Le estoy tremendamente agradecida por todo lo que hizo por mi y por todo lo que me enseñó.
Vino a la estación a despedirme y allí nos encontramos con una pareja de músicos amigos suyos que resultó que viajaban en el mismo autobús que yo: Gloria y Manuel, super majos. Así que mis 18 horas de viaje a Bs As fueron menos coñazo de lo que esperaba en gran parte gracias a ellos.
Y, nada, así transcurrió mi visita fugaz a la Patagonia.
Fran me contó que todos tenemos un lugar en el mundo. Y que cuando llegamos a él nos damos cuenta de que ese es nuestro sitio. Es un lugar donde las penas son menos penas y las alegrías se multiplican por dos.
Entonces me di cuenta que al final de mi viaje yo he llegado a ese lugar y está en Argentina. Mi lugar está aquí, cerca de las ballenas y de los pingüinos. Donde el cielo se confunde con el mar. Donde las estrellas brillan con más fuerza (y si todo está en silencio puedo oír cómo ríen mientras la luna me guiña un ojo y me sonríe con tanta dulzura que me arranca un suspiro).
Ese sitio donde el viento sopla fuerte y en cada uno de sus exhalos se tropieza con mis oídos para susurrarme mil secretos mientras se divierte enredando mi pelo con sus dedos invisibles.
El lugar donde habitan los duendes que juegan al escondite entre los arbustos y toman el sol en la playa tumbados junto a los elefantes y saludando a las ballenas a su paso. Estas al verlos se sumergen y alzan su cola en señal de cumplido (¿o porque otro motivo pensabais que elevaban sus colas de esa manera?).

Y así transcurren los días en mi lugar en el mundo. ¿No os parece el lugar más mágico del que nunca habéis oído hablar? Pues estáis todos invitados. Eso sí, cuando vengáis a visitarlo es muy importante que no lo miréis solo con los ojos porque si no jamás podréis entender de qué diantres os estoy hablando…. Y sería una verdadera lástima…
Según papa noel cuando uno llega a su lugar entonces debe elegir si quedarse para siempre o no. Yo (lo especifico para tranquilizar sobre todo a mi familia, en especial madre y abuela) elegí no quedarme porque al final la tierra tira mucho. Pero aun así estoy feliz de saber que existe un sitio en el mundo para mí y que va a estar siempre ahí esperándome. ¿No resulta ser algo maravilloso?


dilluns, 12 de setembre del 2011

CAMBIO DE PLANES

Después de un viaje de 30 horas un poco coñazo, llegué a Posadas.
De Posadas tomé un colectivo y directa a San Ignacio. Allí me alojé en una casita-hostal muy mona en la que estaba absolutamente sola. Pero el lugar era muy acogedor, y los dueños, que vivían en la casa de enfrente, también.
El pueblo no tiene mucho de interés (a parte de las ruinas), pero es muy bonito. El paisaje es totalmente tropical y te da la impresión de estar en el Caribe, más que en Argentina. Me pegué buenos paseos bajo el sol (que ya lo echaba de menos!!).
Estuve visitando las ruinas jesuitas. Datan del año 1969 y la verdad es que el lugar es muy bonito (no solo las ruinas, sino también el paraje en donde se encuentran ubicadas). La historia la pintan como si los jesuitas hubiesen sido super héroes que crearon una civilización inédita. Yo no digo que no sea así, pero la historia está escrita por ellos… Me gustaría saber que opinaban los guaraníes de esta.
Luego visité las otras ruinas (también jesuitas) en las ciudades cercanas a San Ignacio. Estas no están restauradas, así que hace falta echarle mucha imaginación cuando el guía te cuenta, pero el lugar es hermoso.
A la vuelta de uno de los pueblecitos, al bus le explotó una rueda. ¡No veas como se movió todo!! Y seguimos como pudimos hasta un pueblo donde todo el mundo se bajaba, menos yo, que continué con el autobusero a cambiar la rueda. Todo un show, como siempre.
De San Ignacio viajé a Iguazú. Cuando llegué me dio la impresión de haber aterrizado en Salou. El lugar es muy turístico, pero por suerte, al ser temporada baja, no había mucha gente.
Visité las cataratas primero por el lado de Argentina. Solo ver la primera imagen de estas se me dibujo una sonrisa en la cara que creo que ya me acompañó todo el día. IMPRESIONANTE, de verdad. Una de los lugares más espectaculares que yo he visto en mi vida. Me pasé el día pateando para arriba y para abajo. Merece la pena tomarte tu tiempo para disfrutarlas.
En el parque puedes ver mogollón de animales. Sobretodo muchos tipos de pájaros, monos y coatís. Estos últimos son como mapaches gordos, que parecen super simpáticos y tiernos pero que, en cuanto ven comida, se transforman en monstruitos como los gremblins cuando les toca el agua y te atacan a muerte para quitarte las galletas o lo que haga falta… Yo vi un ataque en directo que, a mí personalmente me dio risa, pero a la chica a la que le saltaron encima creo que no mucha…
Aquella tarde llegaron 13 españoles al hostal (que han estudiado un curso de agroecología y después de pasar unos días haciendo un proyecto, ahora viajaban un poco) y nos fuimos de fiesta. Estuvo muy divertido, la verdad.
Con una buena parte del grupo fui, dos días después, a visitar las cataratas por el lado de Brasil. Si las del lado de Argentina me parecieron espectaculares, para las de Brasil es que no tengo palabras. Son brutales, de verdad, BRUTALES! La cosa es que me emocioné tanto, pero tanto, que cuando acabé el recorrido estaba agotada, y no era de caminar precisamente. Sentí muchas cosas en ese lugar. Está lleno de energía. Eso es para verlo. La belleza, el montón de agua, la fuerza con la que cae. Yo no lo puedo explicar con palabras, tenéis que ir.
Ese mismo día los españoles ya se fueron de regreso a Buenos Aires para tomar el avión. Y yo decidí partir al día siguiente. La cosa es que llevaba días dando vueltas al coco de a ver hacía donde tiraba. Y la verdad es que, llegados a este punto del viaje ya me siento con pocas ganas de continuar. Estoy cansada. Y, Brasil, se me antojaba demasiado grande, con otro idioma, otra moneda.. buf! Demasiada energía y yo con muy pocas ganas. Así que pensé que obligarme era quemarme (aunque me lo habría acabado pasando bien, seguro). Pero como el día de las cataratas en Argentina estuve con unos argentinos que me dijeron que las ballenas llegan para mediados de septiembre a Puerto Madryn, pues al final decidí volver a bajar hacía el sur de Argentina.. Porque más vale malo conocido… Haciendo parada en Buenos Aires, por supuesto..jeje!
Y nada, pensé en parar en Concordia en mi trayecto de descenso. La cosa es que, hablando por el facebook con Juan, uno de los chicos que conocí Simoca (el lugar donde nos acogieron tan bien, que nos dieron de cenar, sitio para dormir.. cuando íbamos haciendo dedo) que, justamente me había dicho que fuera informándole de mis pasos, porque él conocía gente de otros ayuntamientos por muchos sitios, me dio un contacto de un amigo suyo en Concordia. Por lo visto era el ex alcalde de la ciudad. Lo llamé antes de coger el bus y el tipo me dijo que estaba esperando mi llamada y que ya tenía hotel reservado, todo gratis.
Bueno, pues resulta que en Concordia se encuentra ubicada la tercera central hidroeléctrica más grande de Argentina: Salto Grande. Y que, este señor es el presidente de la misma. Un tipo muy importante.
Cuando llegué a la estación ya me estaba esperando un conductor que me llevo al hotel (que pertenece a la central). Yo, al entrar, flipé. Peazo de hotelaco!! En medio de un bosque, a orillas del río Uruguay… vamos, una maravilla. Lo mejor de todo es que, aparte de tener una habitación en la que podía dar clases de tango y una cama comodísima y grande como un barco, el lugar tenía aguas termales. En el mismo hotel había piscinas de agua caliente (cubierta y descubierta) donde yo me iba a hacer mis largos matinales. Y justo al lado un centro rollo caldea, en medio del bosque, con sus piscinitas, sus chorritos, su jacuzzi… Vamos, que he estado a cuerpo de reina. De relax, relax.
Encima me venían a buscar, me llevaban, me traían. Me hicieron un tour por la hidroeléctrica, visitando la represa, la zona de turbinas… Bueno, todo.
En el hotel casi no había gente, así que me hice coleguita de todos. Me tenían mimada. Vamos, que me han tratado super bien.
Además el hotel te dejaba bicis. Así que aproveché para darme paseítos por el bosque de alrededor del hotel, que es una maravilla.
También visité Concordia. Me pasó una cosa muy curiosa. El día que decidí parar en Concordia fue el día de las cataratas por el lado de Brasil. Ese día, ya he dicho, noté muchas cosas. Una energía muy especial. Una mariposa se paró en mi cámara y me miraba todo el tiempo. Estuvo un buen rato allí conmigo.
Decidí parar en Concordia sin ningún motivo de peso. No conocía nada del lugar, pero bueno, era por no ir directamente a Buenos Aires. Cuando estaba desayunando, estaba hablando con uno de los camareros que me trajo un mapa de la ciudad y me estuvo comentando que podía visitar. Y al final de su explicación me dijo: “bueno, también puedes ir al parque San Carlos que allí se encuentran las ruinas de una mansión donde Antoine de Saint-Exupéry pasó unos días mientras arreglaban su avioneta, que se averió justo aquí. En este lugar fue donde se inspiró para escribir el Principito, ¿conoces?”. La piel de gallina.
Así que fui, claro. El parque es muy bonito y, aunque la mansión está en ruinas, se aprecia claramente lo que esa casa fue.
Cuando subes unas escaleras, al fondo, ves una ventana enorme y, a través de ella, se ve el cielo y el rio como si se tratara de un cuadro. Mientras subía esas escaleras y me iba acercando a la ventana notaba tanta energía que se me llenaron los ojos de lágrimas. Fue como una especie de experiencia mística, o algo así, por eso no puedo explicarlo con palabras. Me senté en las escaleras  de atrás, bajo la ventana, frente al rio y me dediqué a saborear aquel momento. Que no estaba sola lo tengo más que claro…
En la mansión hay una placa dedicada al escritor. Y justo al lado una estatua del principito. Así que, aunque no sea un lugar espectacular, ese parque ha sido el lugar más especial que he visitado.
Bueno, después de mi visita al lugar me invadió la felicidad. Estaba feliz. Tremendamente feliz. Felicidad a un nivel incalculable. Como si me fuese a estallar el pecho porque este no estaba capacitado para albergar tanta felicidad…. Muy raro todo…
Después de pasar unos días en Concordia salí hacia Colon, donde tenía intención de pasar un par de noches. Pero los hostales eran tan caros que me compré el billete hacia Bs As para aquella misma noche a las 3h de la madrugada. Dejé mi mochila en la taquilla de los buses y me dediqué a patear todo el pueblo. Por la noche acabé en una peña donde tocaban música en directo y bailaban los bailes típicos de Argentina. Bueno, acabé haciéndome colega de todo el local, bailando con todo el mundo…¡ Me lo pasé bomba! Intentamos que me cambiaran el billete de bus para dos días después porque todos me insistían para que me quedase, pero no hubo manera… Así que nada, tuve que coger el bus de las 3h de la madrugada, caminito a Buenos Aires de nuevo… Que ¿quién me iba a mí a decir que regresaría tan pronto? Aunque como dice Guido: “muchas veces ya tenemos decididas las cosas, aunque aún no lo sepamos” . Y tal vez sea cierto, ¿no?




dijous, 25 d’agost del 2011

MI BUENOS AIRES QUERIDO

Meredith llegó a Salta y después de visitar un poquito la ciudad decidimos ir hacia la Caldera, que es un pueblecito cerca de Salta en donde vive Enrique (al que conocimos en Cachi, hermano del Carbonell). El pueblo es lindísimo, pero hacía un frío de la ostia. Estaba lleno de gauchos, de hecho, creo que es el único lugar donde los vi.. o por lo menos donde vi tantísimos. Estuvimos en casa de Enrique, quien nos acogió de fábula, más a gusto que un arbusto.
Decidimos ir hacía Córdoba pero el billete de bus era carísimo, así que hicimos dedo. Llegar de Salta a Córdoba fue toda una aventura. Decir que hay por lo menos 1000 km entre una ciudad y la otra.
Bueno, el primer personaje que nos paró conducía una furgoneta y no nos dejó poner el equipaje detrás sino a nuestros pies. O sea que íbamos las dos apretujadas con las piernas hacia arriba encima de los mochilotes. El tipo empezó a explicarnos que en Salta habían matado a 2 turistas francesas y luego que otra chica argentina había desaparecido y nos decía que vigiláramos, que esperaba no ver nuestra foto en ningún cartel y decir: “mira, a esas chicas las lleve yo”. Bueno, le preguntamos de que trabajaba y nos dice que es incinerador y que por eso no podíamos poner nada detrás.. (el tipo estaba currando, pero no quisimos preguntar si llevaba un muerto, o cenizas o que… esas cosas mejor no saberlas..). Luego empezó a explicarnos todos los accidentes que había visto en carretera, con todos los detalles de piernas amputadas, niños muriéndose en sus brazos… en conclusión, un tipo muy morboso aunque era simpático. Nos llevó unos 100 km.
El segundo coche que paro nos llevó también como 100 km más y fue el más normal de todos.
El tercero era un coche del año de la catapum pero eso sí, tenía una radio que alucinabas. Íbamos a 30 por hora y de vez en cuando el coche se le paraba. Entonces el tipo bajaba con un tornabis, abría el capó y reparaba algo. Tenía la música a tope creo que con el intención de no hablar con nosotras porque me dio la impresión de que no entendía nada de lo que le deciamos (aunque nosotras tampoco lograbamos entenderlo a él). Bueno, tal vez hicimos 30km en 1 hora. Un desastre. Cada vez que se le paraba el coche y se bajaba Meredith y yo nos partíamos de la risa.
El tipo nos dejó en una estación de servicio. Decidimos tomarnos un cafecito en el lugar que estaba llenísimo de gente. Por lo visto eran un grupo de jesuitas que venían de una misión. Unos cuantos empezaron a asaltarnos con preguntas. Nos tenían rodeadas y nos miraban como si fuésemos monos de feria. Muy cómico.
Meredith muerta de frío pero con su meor sonrisa
Después del café volvimos a las andadas. Esta vez nos pararon 2 camioneros que iban viajando juntos. Cada una subió en un camión. A las 2 horas de andar viajando paramos en una gasolinera, porque, por lo visto, se estaban quedando sin gasolina. Aquí resulta que cada empresa compra tantos litros de gasofa para sus camiones y te dan la orden de ir a tal o cual gasolinera a repostar. Así que si tienen toda la gasolina de la que disponen ya vendida para las empresas, si tú vas a repostar con tu camión no puedes, porque no hay. Bueno, pues la orden la tenían para otra gasolinera a no sé cuántos km y no iban a llegar y en la gasolinera no quedaba más gasofa. Así que estuvimos allí parados como 2 horas llamando a unos y otros mientras nos tomábamos unos mates charlando tan alegremente. Al final, como parecía difícil solventar el tema, decidieron pasar gasolina de un depósito a otro. Me explico, cada camión tiene dos depósitos y, en los suyos, había un poco de gasolina en cada uno de los dos. Así que abrieron la compuerta que los separa y aparcaron los camiones ladeados para que pasara el líquido de un lado a otro. Mientras, más mate. Total, que nos tiramos allí no sé cuánto rato. Ellos iban a llegar aquella noche no sé a qué pueblo a 300km de Córdoba y nos dijeron que, puesto que ellos debían estar toda la noche cargando, que si queríamos podíamos dormir en sus camas. Pero nosotras pasamos. Ya nos pareció demasiado. Así que nos apeamos en el pueblo donde pararon a cenar: Simoca.
Ya eran como las 11h de la noche cuando llegamos allí y nos pusimos a buscar alojamiento. Fuimos a preguntar a la policía y resultó que solo había dos hostales y eran recaros. Como no queríamos gastarnos tanto dinero en dormir le dije a Meredith de ir a comerle la olla a la policía a ver si se enrollaban y nos dejaban dormir aunque fuese en una celda. Y allá que fuimos. Les dijimos que no teníamos dinero, que a Meredith no le funcionaba la tarjeta y que a mí se me estaba acabando la plata. Los policías esos estaban locos, en especial una de ellas que nos preguntó de dónde veníamos. Al decirle de Salta nos empezó a decir que teníamos suerte de haber salido de allí vivas, que allí estaban matando a mucha gente. Pero que para nuestra suerte habíamos ido a parar a Simoca, lugar donde iban a cuidarnos. ¡¡Que humor más negro tenía la colega!! A mí me hizo reír un buen rato.
Pues acabaron llamando a los de la municipalidad. O sea, al alcalde y los trabajadores, que resultó que estaban celebrando una cena en un local en motivo de una fiesta que había resultado ser todo un éxito aquel fin de semana.
Nos vinieron a buscar 3 trabajadores y fuimos al local. Allí nos acogieron de tal manera que no nos lo podíamos creer. Nos dieron de cenar, de beber… de todo! Como la cena era asado, uno de los tipos se fue a comprarme una pizza para que comiera algo caliente. Luego estuvimos allí tomando y charlando hasta las tantas de la noche. En la parte de arriba del local había una habitación con una cama y colchones y allí nos quedamos a dormir. Fue una triunfada.
Al día siguiente fuimos a tomar un café para despedirnos de ellos. Me dio hasta pena no quedarme a visitar ese pueblo, pero pienso que algún día regresaré. Cuando íbamos hacía la carretera para hacer de nuevo dedo, la gente nos iba saludando, sonriendo… Muy buena vibra en Simoca, de verdad.
De nuevo nos pusimos en la carretera y, en nada, nos paró un chico que resultó iba a Córdoba directo. El tipo era super divertido, pero no veas como le daba al acelerador! Íbamos a 180km/h y yo, que odio la velocidad, no sabía si apretar los dientes o pedirle que parara que yo me bajaba. Pero aguanté ahí como una campeona… Después comentando la jugada con Meredith supe que ella tampoco lo tenía muy claro…
En Córdoba pasamos 2 o 3 días (no lo recuerdo). Y, aunque la ciudad tampoco nos entusiasmó demasiado, estuvo bueno. La primera noche dormimos en casa de un amigo de Fede (al que conocimos en el norte de Argentina) pero, acabamos mudándonos a un hostal porque pasamos una noche en su casa de lo más bizarra…..
Fede (que llego a la ciudad para arreglar unos papeles, aunque el reside en Buenos Aires) nos llevó a conocer los alrededores en coche y mucho mejor cuando sales de Córdoba ciudad.
Bueno, en Córdoba Meredith y yo ya separamos nuestros caminos. Ella se iba hacia Mendoza, rumbo Chile y yo continuaba la ruta hacía Buenos Aires. Así que llegó otro de esos momentos feos que tan poco me gustan y en el que tengo que despedirme de alguien con quien ha compartido mucho más que un trozo de camino. Con Meredith lo pasamos genial. Vivimos situaciones de lo más surrealistas y nos reímos un montón de todo. Fue una de las mejores compañeras de viaje, de la que aprendí un montón de cosas y la que no dejó ni un momento de sorprenderme.  Así que nada, mi rubia obvia, te deseo lo mejor en el camino. Un placer de los grandes y buenos compartir camino contigo!!
Esa noche viajé a lo que ya puedo calificar como mi Buenos Aires querido. La gente debe quedarse enganchada de Bs AS por diferentes motivos, pero yo tengo muy claro cuál fue el mío: su gente y todo lo que allí viví.
Me alojé en casa de Guido, el chico con el que estuve viajando por el norte de Argentina. Y los primeros días redescubrí esa comodidad tan olvidada y que, de vez en cuando, tampoco viene tan mal: un sofá, una cocina, una nevera, una camita, etc… Le ocupé la casa de mala manera, pobre Guido.
Llegué a Bs As con la intención de quedarme 1 semana y acabaron siendo casi 3. Y creo que me fui porque en el fondo sabía que si me quedaba un poco más de tiempo ya jamás podría irme de allí.
Solo llegar Meli (la chica con la que también viajé por el norte) me vino a recibir con unas facturas (unos pastelitos que te cortan la respiración). ¿Si te reciben así como luego no va a ser difícil irse??? Jeje! No, de verdad, las facturas, junto con los alfajores, son como una especie de manjar de los dioses, en serio.
Pronto ya conocí a Darío (el novio de Mel), a su madre, Brisa (su perra), a la comunidad (que son los amigos de Guido, Mel y Darío), a Bruno (hermano de Guido), a los amigos de Guido, etc. Me reencontré con Rosa, Lucía, Natalia, Jonathan, Pablo… y toda la gente de Bs As a la que había conocido por el camino.
Bs As en sí tampoco me pareció nada espectacular. Es una gran ciudad y todos sabemos que las grandes ciudades y yo tampoco nos llevamos demasiado bien. Pero debo reconocer que hay lugares muy lindos. Y yo tuve la suerte de conocer ese otro Bs As que vive su gente.
Guido me llevo un día al hipódromo a ver carreras de caballos. Yo jamás había visto eso, y nos partíamos de la risa porque los jockeys eran clavados a los de un capítulo de los simpsons en el cual figuran como pequeños duendecillos. De verdad, que risa. Yo jamás vi personas más enanas, flacuchas y con más cara de duende que ellos!!
Mel y Darío me dejaron una bicicleta playera. La putada de esa bici es que tienes que frenar con los pedales hacía atrás y que, hasta que te acostumbras pasa un buen rato.. Pero bueno, los primeros días andábamos en bici a todos lados. Hasta que un día, camino a casa de Mel, me comí un taxi de lleno y se me quitaron las ganas de andar en bici. Que accidente más tonto, ¡por dios! Se me cruzó, frenó de golpe y yo, que también frene pero con los frenos imaginarios de mi manillar, me estrellé contra él sin poder hacer nada para evitar el desenlace que, a cámara lenta, veía venir.. Pero bueno, no fue nada. Le grite el “ostia, joder (que a estos les hace tanta gracia)”, le metí la bronca por cruzarse y frenar de golpe y acabé enseñándole mis dificultades para frenar rápido en caso de emergencia. Luego nos partíamos de la risa cuando les explicaba lo que me había pasado. La verdad es que fue muy cómico… un poco doloroso, pero cómico…
Con Rosa visité caminito (la boca), con Pablo retiro, con Mel floresta, con Guido palermo… la cosa es que tuve los mejores guías, no puedo quejarme.
Cumplí años en Bs As, así que tocó salir a celebrarlo. Al final acabamos reuniéndonos un montón de gente, entre ellos Kate (la inglesa con quien viajé en Bolivia), que había llegado el día antes a la ciudad y, la cual, se apunta a un bombardeo. Fuimos a cenar a casa de Carlos (uno de los de la comunidad) y luego de fiesta un videoclub (sí, ya sé que suena raro, pero tocaba una orquesta de uno de sus amigos y la verdad es que estuvo genial). Yo me lo pasé bomba. Después fuimos a un bar en donde Jonathan a veces curra y empezó a sacarnos bebida gratis… Y acabamos los supervivientes de la noche en el lugar de partida: casa de Carlos, escuchando música y bebiendo pisco.
La verdad es que les estoy muy agradecida a todos por haber compartido ese día conmigo. Cumplir años tan lejos de casa se lleva mucho mejor cuando estas rodeada de gente con tan buena onda.
En Bs As también aproveché para ir al teatro y a la ópera. A la ópera fue por casualidad, porque con Kate e Ishrat (una chica con la que venía viajando Kate y que esta como un cencerro, es una risa de tía) queríamos visitar el teatro Colón y resulta que era más cara la visita guiada que la entrada a la ópera (aunque la entrada barata era en el séptimo piso y de pie). Pero decidimos comprar la más económica para ver el teatro y lo que se pudiera de la obra. Lo bueno fue que al salir de comprar la entrada, me puse a hablar con unos tipos en la puerta y, uno de ellos parecía así más importante. Así que le pregunté si él era alguien importante allí y que, a ver si se enrollaba y nos conseguía unos sitios para sentarnos. Y sí, lo hizo. Nos esperaba a las 8h de la tarde y fue colándonos por el teatro hablando por el walki con unos y otros. Fue muy divertido y nos dio unos asientos de puta madre(de los que valen una buena pasta) en medio de toda la gente bien de Bs As (nosotras con nuestras pintas llamábamos un poquito la atención, pero para contrarrestar la situación, nos fuimos a la perfumería de al lado a ponernos perfume del caro, para, por lo menos, hacer buena olor).
Uno de los días Kate, Ishrat y yo fuimos de visita a Colonia, en Uruguay. Nos encantó. Es una ciudad muy pintoresca y lo tienen todo muy bien cuidado. Allí pasamos el día con César, un vasco loco que vive en Bs As y que también estaba pasando el día en Colonia. Lo pasamos muy bien y acabamos en un bar viendo el partido del Barca-Madrid (porque el vasco, aunque cueste de creer, es del Madrid). Acabó perdiendo el Madrid y César con un disgusto. Nos reímos un montón.
Ishrat y Kate y partieron rumbo a Iguazí, pero yo decidí quedarme unos días más en Bs As. Otra despedida, pero esta menos triste, porque con ellas ya tenemos fecha para vernos bien prontito en Londres y luego en Barcelona. Aunque locas así se echan de manos. Pasé unos días super divertidos con ellas.
Con algunos de la comunidad fuimos un día a la catedral. Es un lugar de tango, pero no es rollo turístico. Te hacen una clase de tango y luego te puedes quedar a bailar. El lugar es espectacular. Yo creo que abrí la boca al entrar y me costó un rato cerrarla. Allí tuve la certeza de estar en Bs As. Simplemente me fascinó el lugar, me encantó como bailaban, la música, la decoración… todo.

Y nada, el resto del tiempo lo dediqué a la fiesta. O ir de fiesta o quedarnos en casa de Guido escuchando música y bailando hasta las tantas… El último viernes que estuve en Bs As Guido hacía en su casa una noche de hombres con sus amigos de la infancia, pero yo, al ser extranjera, estaba invitada. Esa noche no sé el porqué, pero fue francamente especial. Creo que la recordaré siempre.
El padre de Mel, que trabaja en la compañía ferroviaria, me regaló el pasaje a Posadas, cerca de Iguazú (mientras Guido no podía creer que siempre me pasen cosas así..).
Así que, como todo lo bueno se acaba, llegó el final de mis días en Bs As. Aunque la salida fue tan precipitada que no tuve tiempo de despedirme de todos los que me habría gustado y darles las gracias por hacer de mi estancia en Bs As algo inolvidable.
La última noche la pasé cenando con Mel, Darío, Carlos y Guido (para mí, las 4 personas más especiales). Yo sé que de eso va el viaje, que cada dos por tres me estoy despidiendo de gente, que ya debería estar acostumbrada… pero esta vez fue diferente. Jamás sentí tanta pena al abandonar un lugar y una tristeza tan profunda al despedirme de unas personas. Ellos son especiales y me hicieron sentir el calor que uno solo encuentra en su hogar. Así que gracias a ellos hoy puedo hablar de Bs As como mi Buenos Aires querido. Y esperar que los caminos de nuestras vidas vuelvan a unirse pronto de nuevo. ¡¡Que se “jo”!! jeje! Gracias tíos!! (y que nadie me conteste no, por favor!!). Os espero en Barcelona!!!!!!!!!!! Guido, muchas gracias por abrirme las puertas de tu Guido hostal. Continúa estudiando la vida de los pájaros que, no sé si será de mucha utilidad, pero, por lo menos yo, cada vez que lo pienso, me parto de la risa. Y no olvides que aquí sigo en las nubes y cuando quieras tú te subes…
Y el martes por la mañanita me tomé el tren interminable de 30 horas que te lleva cerquita de Iguazú. La ostia que esta vez me pegó la soledad fue tremenda. Creo que jamás en todo el viaje me sacudió tan intensamente y con tanta crudeza. Pero tuve tiempo para ir acostumbrandome.... ¡30 horas dan para eso y más!!

diumenge, 21 d’agost del 2011

CAMINITO DEL ALMENDRO

Bueno, bueno… desde la Uyuni’s experience ha llovido mucho.. y aunque no ha pasado tanto tiempo, aquí este pasa de otra manera y cada día es una nueva aventura. Así que voy a intentar resumir, dentro de mis posibilidades (jamás me caractericé por ser buena “resumidora”..). Pero vamos, que Bolivia lo voy a explicar en 4 frases, porque es que ya ni me acuerdo.
De Uyuni Meredith, Kate y yo fuimos hacia la Paz. La ciudad es la mar de curiosa, puesto que está situada en un cañón y las casas suben hacía la montaña. Pero aparte de su extraña ubicación no tiene nada de especial. Es muy loca, llena de tráfico, gente… Pero lo pasamos muy bien porque nos encontramos con los catalanes, el ruso, Rosa…
También visitamos Tiwanaku, un antiguo complejo arquitectónico preincaico. Las ruinas no son nada del otro mundo, pero la explicación estuvo interesante.
Kate y yo salimos hacia Copacabana, para visitar la isla del Sol en el lago Titicaca. Se coge un barquito desde Copacabana y puedes bajarte en el norte o en el sur de la isla. Es mucho más recomendable el norte (más tranquilo y bonito), aunque toda la isla es espectacular. Eso es para quedarte hay atrapado y no moverte en un mes, por lo menos. Nos quedamos a dormir en el norte  (en lo de Alfonso) y luego fuimos andando hasta la otra punta. Es una maravilla, de verdad. Muy recomendable.

De Copacabana ya fui hacia Cochabamba. A mi esa ciudad no me gustó nada, así que yo no la recomiendo. Aunque para gustos colores…
De Cochabamba a Sucre. Sucre es bonito, pero no deja de ser otra de las mil ciudades coloniales que ya he visitado, con sus casitas blancas y sus miles de museos…
Ya llegué a Potosí. Particularmente la ciudad me gustó mucho, aunque tengo que reconocer que cuando me bajé del bus me quedé flipada del lugar árido y feo en el que estaba. Pero una vez llegas al centro la cosa cambia. No sé, tal vez me gustó tanto porque yo iba con la idea de que allí lo único de interés eran las minas y la ciudad es bien bonita.
Visité las minas y debo decir que aun sabiéndolo, me impresionaron. Las minas son de la época de la colonia y se mantienen tal cual. Así que podéis imaginar las condiciones en las que deben trabajar los mineros. Terrible. Hay diferentes niveles, pero yo no pasé del segundo, ya que mi claustrofobia y esos túneles eran bastante incompatibles. Los túneles son muy pequeños y debes andar a gatas. La temperatura sube en un momento y pasas del frio a un calor absoluto. Ves niños trabajando en las minas. Es impactante.
En Potosí decidí que era el momento de saltar a Argentina. Y debo decir que desde que llegué a este país estoy super feliz… Creo que es por los alfajores…
Al cruzar la frontera no tenía muy claro donde parar, pero al final decidí en ir haciendo un poco de rutilla por el norte. Así que primera parada: Humahuaca. A mí no me desagrado (aunque luego tuve que oír repetir hasta la saciedad que era una mierda de pueblo… según Guido). Allí conocí a Concha (una cordobesa muy salada) y andamos visitando los alrededores (el cerro de los 14 colores, la peña blanca, etc..). Bonitos paisajes.
En el hostal también conocimos a Hernán y Elisa, unos chicos españoles muy majos. Cuando se fue Concha yo me fui hacia Iruya por la mañana (Hernán y Elisa se vinieron por la noche). Mi intención era ir y volver en el mismo día, pero me acabé quedando allí dos noches. Es un lugar tan bonito que te atrapa. Un pueblecito de calles empedradas y rodeado de montañas.
Allí conocí a Guido, Meli, Loli y Marcos, 4 argentinos recopados. Ya quedé para cenar con ellos y cuando llegaron los españoles para allí que nos fuimos.
Durante el día siguiente hicimos una excursión a San Isidro. Son como 3 horas caminando desde Iruya y el paseo es la mar de lindo. El pueblecito también es bastante cuco. Mereció la pena.
Al otro día ya de vuelta a Humahuaca. La cosa es que nos compramos todos el billete de bus para la 13h y no sé porque a mí me lo vendieron para las 6h de la mañana. Bueno, pues ya en el bus el tipo quería hacerme pagar de nuevo el billete. Y no había forma humana de convencerlo de que era un error de la de cajera, que estaba allí con el niño, la amiga, la vecina y su p.. madre. Pues me decía que debía volverlo a pagar y arreglar el tema en Humahuaca porque si no paraba el bus en medio de la nada y me tenía que bajar. Encontramos a la inspectora, pararon el bus la gente quejándose y defendiéndome (habían vendido 2 o 3 billetes con el mismo número de asiento, mi billete mal..). El tío me decía que como no me había fijado en el color del billete, que es diferente para las 6h que para las 13h (como si yo viajara a Iruya todas las semanas… y encima los colores eran casi iguales…). Y que debía mirar el billete al comprarlo por si se equivocaban. Yo le dije que debían poner un cartel donde dijera: “aquí somos incompetentes, cometemos muchos errores, por favor, revise su billete”.
Por lo visto el chico estaba enfadado con los turistas porque resulta que siempre hacemos lo que queremos. Y Guido le decía: “si no te gustan los turistas, cambia de trabajo y no los critiques tanto. Porque yo trabajo con locos y no les estoy preguntando porque hacen cosas de locos, me aguanto y ya…”
Bueno, al final, después de la que liamos, tuve que volver a pagar cansada de discutir, porque no había manera. Pero bueno, de regreso a Humahuaca, después de volver a discutir con la de allí, a final me devolvieron la plata.
Fiesta de cumpleaños de Loli en Humahuaca. Fuimos a una peña y empecé a familiarizarme con los bailes típicos de aquí.
Meli, Guido y yo salimos hacía Tílcara. Allí dormimos en un hostal donde hicieron un asado por la noche para todos los alojados. Y, después de cenar salimos todos juntos de fiesta y eso fue una locura. Lo pasamos genial. Nos fuimos con el guía del hostal (él nos llevaba a los sitios) y el tipo estaba reloco. Fue una risa.
Al día siguiente salimos hacía Purmamarca. Otro pueblecito muy lindo. Caminar, conocer.. y comer las mejores empanadas de queso que yo he comido en toda Argentina!
De ahí Mel ya se regresó a Buenos Aires y Guido y yo continuamos hacía Salta. Es una ciudad muy bonita, también colonial pero con mucho encanto.
Decidimos alquilar un coche para visitar un poco la zona ya que las combinaciones de autobuses eran muy malas y los pasajes estaban muy caros. Así que salimos dirección Cachi. Estuvo bueno alquilar el coche porque el camino es hermoso e íbamos parando donde nos apetecía.
Cachi me encantó. Es un pueblecito pequeño y muy acogedor. Sus alrededores son muy bonitos. Allí, aparte de visitar el pueblo, fuimos a ver el ovnipuerto. Me explico: se ve que hay un tipo sueco o de por ahí que vive en Cachi. El tío es un personaje y anda vestido de druida por las calles. Se ve que hace unos años tuvo un contacto con los extraterrestres y estos le desvelaron como que se mueren de ganas de venir a visitarnos pero que no lo hacen porque nos tienen miedo. Entonces el tipo decidió hacerles una pista de aterrizaje para ovnis para que sepan que son bienvenidos. Creo que lo que él espera es que vengan a llevárselo, pero tampoco me quedó muy claro. La cosa es que el tío se ha currado un buen ovnipuerto . Es una estrella gigante echa de piedras blancas. La lástima es que durante nuestra visita a ningún extraterrestre le dio por aterrizar… Ya sería lo último que me faltaría, pero con las cosas raras que me pasan el que hubiese aterrizado una nave espacial delante de mis narices creo que ya ni me hubiera sorprendido… He perdido esa capacidad…
En el ovnipuerto lo más parecido a un encuentro en la tercera fase que tuvimos fue conocer a Enrique y su amigo. Dos españoles que estaban allí delante construyendo un cercado para un terreno. Estaban absolutamente tarados, en especial Enrique, quien resultó ser el hermano de Pablo Carbonell y primo de Aitana Sánchez Gijón. Que cosas…
Y nada, al día siguiente salimos rumbo a Cafayate, parando en pueblecitos durante el trayecto. El recorrido estuvo bárbaro, aunque el camino era terrible. De tierra e íbamos en plan rally por en medio de la nada.
Cafayate es zona de viñedos y de bodegas de vino y llegamos justo a tiempo para poder visitar las bodegas de entrada y cata de vino gratuita. Así que, con medio pan en el estómago como único alimento en todo el día, salimos de la cata un poco tocados… pero estuvo muy divertido. Acabamos cenando pan, queso y patatas dentro del coche en una colina desde donde se veían todas las luces de la ciudad. Estuvo divertido.
Al día siguiente, en el hostal, conocimos a Fede. No tenía muy claro hacía donde tirar o que visitar porque las combinaciones de buses eran fatales, así que al final se vino con nosotros.
Visitamos las ruinas de Quilmes y la quebrada de las conchas. Muy recomendable.
Al día siguiente ya de regreso a Salta, desde donde Fede cogió un bus hacía el norte de Argentina y Guido hacía Buenos Aires.
Yo tenía intención de seguir bajando hacía el sur ese mismo día. Pero recibí un mensaje de Meredith que al día siguiente venia hacía Salta, así que decidí esperarla.
Y acabo aquí el relato porque, aunque aún queda muuuuuuuuuuucho que contar, no tengo ganas de aburrir al personal… Mañana más!!